Yuval Noah Harari señala que, hace unos 300 mil años, el Homo erectus, los neandertales y los antepasados del Homo sapiens ya usaban el fuego a diario. Según el autor del bestseller internacional "Sapiens", el fuego abrió la primera brecha significativa entre el hombre y otros animales. "Al domesticar el fuego, los humanos pudieron controlar una fuerza obediente y potencialmente ilimitada". Algunos estudiosos incluso creen que existe una relación directa entre el surgimiento del hábito de cocinar los alimentos (posible debido a la domesticación del fuego), el acortamiento del tracto intestinal y el crecimiento del cerebro humano, permitiendo al ser humano desarrollarse y crear todo lo que tenemos.
Son pocos los que quedan indiferentes ante el fuego. Ha sido nuestro Netflix durante miles de años, aportando una dinámica de colores, sonidos, olores y calidez. Los humanos se reunieron a su alrededor durante casi 2 millones de años, transformándose en un espacio colectivo y de convivencia que nos permite socializar y prosperar. Al manejar el fuego, nos enfrentamos a algo que está vivo y que, fuera de control, puede resultar catastrófico. Las chimeneas residenciales permiten el contacto, pero mantienen la seguridad y eliminan el humo. Aportando calor y luz, una chimenea no solo ilumina, sino que también calienta los cuerpos e incluso cocina los alimentos.
Pero existe la posibilidad de desarrollar espacios externos, adecuados para la creación de fuegos seguros. Suelen ser contenedores poco profundos, enterrados en el suelo o con partes superpuestas. Por simple que parezca encender un fuego en el patio, existen algunos temas que se deben considerar para no convertir la experiencia en algo desagradable. En primer lugar, es fundamental que el material elegido sea resistente a las altas temperaturas. Por ejemplo, los ladrillos comunes o los bloques de hormigón pueden incluso estallar cuando entran en contacto con el fuego. Algunas piedras naturales tampoco resistirán el contacto directo con las llamas, con riesgo de romperse. La inserción de un revestimiento sobre ladrillos refractarios o láminas de metal solucionará este problema. Otro tema fundamental es diseñar con detención el espacio dónde se desarrollarán las llamas. Se recomienda que la estructura tenga un borde entre 15 y 30 centímetros para que la madera incandescente no ruede, provocando accidentes. También es vital para el éxito del fogón exterior incluir un drenaje de agua para evitar la acumulación de agua en su fondo.
Sin embargo, otro elemento que habitualmente se pasa por alto es la ubicación de la estructura en sí misma. Para esto, es importante estudiar los vientos predominantes en el lugar, los cuales influirán en la dirección del humo. Es importante que no esté dirigido a los propios usuarios, que no entre en la casa o que no moleste demasiado a los vecinos. Por supuesto, existe la posibilidad de incorporar fogones a gas, lo que reducirá en gran medida el volumen de humo y gran parte de los riesgos involucrados. Por supuesto, esto también termina "matando la magia" del ritual que entrega una verdadera fogata.
A continuación, revisa una selección de proyectos que incluyen creativamente fogones al exterior.